El Zoológico de la Ciudad de Buenos Aires vive
hoy uno de sus momentos más acuciantes y en absoluta irregularidad desde su
fastuosa inauguración, allá por 1904.
Otorgado
en concesión desde 1991, hoy está en manos del grupo de origen mexicano CIE,
con contrato vencido hace más de un año –el 31 de enero del 2011–, que continúa
explotándolo sin respaldo legal alguno. El gobierno de de la Ciudad de Buenos Aires le otorgó
prórrogas que también vencieron.
La Legislatura empezó a debatir el futuro
del Zoo el año pasado en la
Comisión de Protección del Espacio Público. El diputado de la ciudad Adrián Camps presentó un proyecto para que la administración
retornara a la ciudad de Buenos Aires. “Vencida la concesión, Macri firmó un
convenio hasta el 31 de julio del 2011. En realidad lo hizo la Dirección de Concesiones
ad referéndum de la firma de Macri, quien recién la firmó en diciembre pasado,
cuando ya estaba vencida la prórroga. Recién el 1º de febrero pasado, cuando
‘festejamos’ el año del vencimiento de la concesión, tomaron conciencia y la
directora de concesiones, Silvia Imas, dijo que ellos tenían todos los pliegos
listos para renovar”.
Sin embargo, es claro el avanzado deterioro del estado general del parque. Si a
eso se le suma que ninguna empresa invierte sobre una concesión vencida,
mientras la ex CIE sigue obteniendo ganancias, todo se viene abajo.
Las intenciones del Ejecutivo Municipal fueron variando en el último tiempo:
“Antes del vencimiento, Macri había presentado un proyecto para que la Legislatura aprobara
una licitación a veinte años –dijo Camps–. Pero la Comisión de Espacio
Público dijo que, en el estado en que estaba el Zoo, no se podía aprobar. Y
solicitó que los funcionarios vinieran a explicar qué pensaban hacer. Pero
desde el macrismo nos dijeron que cambiaron de idea y que iban a concesionar
por cinco años, para lo que no necesitan la autorización de la Legislatura”.
Una investigación de la
Auditoría del Gobierno de la Ciudad muestra que las
deficiencias no son nuevas. La conclusión fue pésima. Al momento del informe,
se había perdido el 55 por ciento de las especies de aves y el 25 por ciento de
mamíferos. De los 12.000 ejemplares de la biblioteca, sólo quedaban 3.000. Estando
al dia de la fecha la
Biblioteca cerrada como tal copmo asi la sala teatral. Además,
constató el estado ruinoso de los edificios, un peligro tanto para los animales
como para las personas. Y la
Comisión de Control que se le exigía a la concesión privada
se constituyó fehacientemente 18 años después.
Eduardo Murphy
Director
Centro Argentino para el Derecho Animal y Ambiental
No hay comentarios:
Publicar un comentario